Estamos celebrando la 51ª jornada de la oración
por las vocaciones con el tema escogido para la ocasión: “Las vocaciones,
testimonio de la verdad”. Una oportunidad magnífica para responder a este gran
desafío de la iglesia en un mundo confundido que sabe hacer leña del árbol
caído por tantos escándalos y malos manejos de sus pastores.
“La mies es abundante, pero los trabajadores son
pocos; rogad, pues al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”. (Mt 9
35-38) Ésta es pues la oración que Cristo dirige a su Iglesia para incrementar
el número de los llamados a seguir esta propuesta del maestro. Porque sólo los
generosos saben responder a la invitación del Señor sin olvidar que este camino
no deja de ser difícil pero lleno de satisfacciones. Porque sólo los que tienen
un corazón sensible a las
necesidades de los demás saben descubrir y dar esperanza. Porque sólo los valientes hemos decidido seguir
las huellas del que nos llamó para hacer de este mundo una antesala del cielo.
Sí, muchos hemos sido los llamados y pocos nos
hemos decidido a responder con prontitud a esta invitación. Muchos seguimos
escuchando la llamada del Señor que nos interpela a seguirle para acompañarle
en esta maravillosa y fecunda tierra de la Iglesia. Muchos hemos optado por
este estado de vida que nos llena de tantas experiencias y satisfacciones.
Porque seguir a Cristo nos trae la recompensa del ciento por uno en esta vida y
en la vida eterna.
Aceptar el reto de seguir construyendo un mundo
mejor requiere de ese esfuerzo por conquistar y elegir a corazones que sepan
vibrar al unísono de la Iglesia y que quieran con generosidad responder a la
invitación. El enemigo número uno de la llamada del Señor está en esa terrible
y abominable cultura de la no renuncia a la comodidad, a lo placentero y sutil
pereza que carcome la vida personal.
Nuestra oración que elevamos por cuantos han
respondido también se debe reflejar en nuestra aportación monetaria para apoyar
a cuantos se forman en nuestro seminario. Esa semilla ira creciendo con cariño,
colaboración e interés, gracias a tu interés por poner tu granito de arena en
la construcción de estos futuros sacerdotes. No seamos indiferentes y
sintámonos buenos padrinos y bienhechores de estas vocaciones de la Iglesia.
15 nuevos diáconos serán ordenados sacerdotes este
13 de mayo. Qué bendición para nuestra diócesis. Ellos necesitan de nuestra
oración, de nuestro presencia y de nuestra ayuda que no es indiferente a sus
necesidades. El sacerdote siempre es un testimonio de la verdad y camina en
este mundo para iluminar y dar consuelo a tantas familias ansiosas del amor de
Dios. No apaguemos ese fuego que quiere extenderse para consumir la mentira, el
odio y la falsedad que reina en cada rincón de nuestro mundo.
Ser sacerdote de Cristo, no solo vale la pena,
vale la vida misma para ir contra corriente y ser testigo de la Resurrección de
Cristo. Que María Santísima, Reina y maestra de las vocaciones siga cuidando, velando y
protegiendo a todos los llamados a
esta excelsa y apasionante vocación. ¡Hablemos claro!
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