domingo, 29 de junio de 2014

“Saber ganar y saber perder”

El mes de junio siempre se ha caracterizado para la Iglesia, como un mes dedicado a vivir muy cerca del Sagrado Corazón de Jesús. Cuánto tenemos que aprender de ese corazón de Cristo que tanto ha amado a los hombres y que sólo recibe de ellos ingratitudes y desprecios. Ganamos, cuando nos acercamos a Cristo y le abrimos nuestro corazón para que Él lo llene de entusiasmo, de gratitud, de entrega, de generosidad, de sencillez y humildad. Perdemos, cuando nos pasamos la vida pensando en nosotros mismo, buscando acrecentar nuestro ego y deseando sólo el confort y el bienestar.

Muchas veces hemos escuchado que el dinero hace personas ricas, el conocimiento hace personas sabias, pero la humildad hace grandes personas. Por eso Él mismo nos decía: “Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”  (Mt. 11,29)

Hoy recordamos a dos grandes gigantes, dos titanes de la Iglesia, San Pedro y San Pablo, columnas de la Iglesia, que supieron perder su vida por el gran maestro cuando fueron invitados a esta gran aventura de ser los amigos incondicionales de Cristo. Ambos coinciden en la profundidad de su fe y en su amor fervoroso a Cristo. Derramaron su sangre con la palma del martirio en Roma. Ganaron afirmando su confesión: Pedro, dirá: “Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. (Jn.21,17) Y Pablo sostuvo: “Para mí vivir es Cristo”. (Flp. 1,21)

Ambos apóstoles por caminos diversos, congregaron a la única familia de Cristo. Pedro ganó fundando la primitiva Iglesia con el resto de Israel. Pablo la extendió entre los paganas llamados a la fe. De esta manera se tomaron en serio su vida que ahora veneramos y reconocemos gracias a su testimonio arrollador.
La vida del hombre es una lucha sobre la tierra. (Jb. 7,1) A veces ganamos y otras perdemos. Sin embargo implica el estar preparados para triunfar y fracasar tanto en la vida profesional, familiar o en aspectos personales de todo tipo. Por ello, depende mucho de la forma en que lo afrontamos, porque el reto está en saberlo aprovechar como una fuente de aprendizaje. Sabemos que la vida no es fácil y que cuando uno pierde debe saber sobreponerse y tolerar la frustración. Acostumbrarnos a vivir con virtudes y defectos, éxitos y fracasos, siempre intentando mejorar. Es duro aceptar la derrota, pero mucho más duro es ganar con trampas, pues el remordimiento de conciencia puede durarnos toda la vida.

Hay virtudes y valores que ejercitamos para saber ganar y sólo se consiguen con inteligencia, educación, capacidad de trabajo, tenacidad, constancia, sacrificio, orden, disciplina, grandeza humana, caballerosidad, dando lo mejor de uno mismo, temple moral, buena actitud, etc. La lista es larga.

Del otro lado está el saber perder, que nada tiene que ver con un fracaso, humillación, desilusión o revancha. Lo interesante es que saber perder con nobleza, ayuda a fortalecerse mentalmente, a tolerar la frustración, aceptar y asumir con humildad, la victoria ajena. Es normal sentirse triste y decepcionado, por el gran esfuerzo realizado, pero nunca debe permitirse reacciones desproporcionadas. Es curioso, pero donde se pierde, se puede ganar y mucho, es más, ahí se trasciende como persona, se forma el carácter, el dominio y control de las propias pasiones. Se trata de ser valiente y superar con elegancia y estilo la derrota de la propia vida.

Siempre me ha hecho mucho bien meditar y reflexionar esas dos grandes máximas. “De qué le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde su alma.” (Mc. 8,36). “Aquel que pierde dinero, pierde mucho; aquel que pierde un amigo, pierde mucho más. Aquel que pierde la fe, pierde todo”. Así pues seamos fuertes y que gane el mejor. ¡Hablemos claro!



domingo, 22 de junio de 2014

¡La vida cristiana, un partido de fútbol!

Durante estos días nuestra atención está centrada en pleno mundial de fútbol. Es curioso que en todo el mundo, en todos los países y no digamos en México nuestra pasión futbolera crece naturalmente aún sin ser un admirador del deporte.

No es ningún secreto que el Papa Francisco es un apasionado del fútbol, él mismo explica la vida cristiana con el lenguaje del deporte. A lo largo de sus intervenciones con jóvenes ha manifestado su inquietud: “Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, nos pide que seamos sus discípulos, que juguemos en su equipo”. Está claro que todos cuando hemos querido participar en una competición de cualquier género, nos preparamos con tiempo, esfuerzo y dedicación.

¿Qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Responde el Papa: “Tiene que entrenarse y entrenar mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor. Estos son los entrenamientos para seguir a Jesús: la oración, los sacramentos y la ayuda a los demás, el servicio a los demás.”

Como todo deporte, nuestra vida cristiana experimenta momentos dulces y amargos, alegrías y tristezas, triunfos y fracasos, por eso igual que en el deporte, lo más importante en la vida no siempre es ganar, sino reponerse de los fracasos, de las caídas de esas debilidades que nos restan el coraje de continuar luchando. El Papa nos dice: “Y si comenten un error en la vida, si se pegan un resbalón, si hacen algo que está mal, no tengan miedo. Jesús, mira lo que hice, ¿qué tengo qué hacer ahora? Pero siempre hablen con Jesús en las buenas y en las malas”.

Para todo forofo al deporte, al cine, espectáculos, conciertos y aficiones personales, un buen lugar tiene precio. Todo cuesta y no siempre hay entradas gratis o de cortesía. El Papa nos dice: “hay que pagar la entrada. Y la entrada es que nos entrenemos para estar en forma, para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida, dando testimonio de nuestra fe”.

A nadie le gusta perder, no nos gusta experimentar la derrota ante un proyecto de vida que con tanta ilusión nos preparamos desde tiempo. Y más todavía cuando experimentamos la pérdida de un ser querido, cuando la enfermedad se asoma en nuestro hogar y sobre todo cuando algo o alguien no ha sido justo, debemos estar a la altura de estos acontecimientos, es decir saber jugar un partido limpio, ahí está la clave. “Cuando se está en el juego, cuando se está en el campo, se encuentra la belleza, la gratuidad y el compañerismo. Si a un partido le falta esto, pierde fuerza, aunque se gane”.

El éxito en nuestra vida y la meta en cualquier campeonato es ganar. El trofeo es sinónimo de victoria. Pero en nuestra vida cristiana se pone en juego algo más trascendente, ganamos algo más importante. Nos dice el Papa: “Jesús nos ofrece algo más grande que la copa del mundo; algo más grande que la copa del mundo. Jesús nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz. Y también un futuro con Él que no tendrá fin allá en la vida eterna”.

Y haciéndome eco de san Pablo diremos: “lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para alcanzar el premio al que Dios me llama desde lo alto, en Cristo Jesús”. (Flp 13,14)


Así pues, sepamos enfrentar y afrontar los retos que nuestra vida espiritual nos presenta. Siendo grandes competidores en el campo en que nos encontremos para cumplir la misión que Él espera y quiere de nosotros. ¡Hablemos claro!

sábado, 14 de junio de 2014

El regalo de tener un papá.

Muchos países en el mundo celebran hoy el Día del Padre, aunque la fecha varía de país a país. Qué bella experiencia es la paternidad y cómo marca el corazón de una persona desde que nace hasta la eternidad.

Hace tiempo leí un poema que me hizo recordar mucho a mamá y que además me sacó una sonrisa y a decir verdad también una lágrima de sentimiento. El mensaje más o menos decía lo siguiente: “Hoy te quiero preguntar: por qué motivo las madres amenazan a sus hijos con este estribillo ¡Ah, cuando venga tu padre! Y con tu padre de aquí y con tu padre de allá… Resulta que al final al verme llegar, ven entrar a Caín y escapan por todos lados. Y yo vengo cansado de trabajar todo el día y recibo de bienvenida una lista de acusados. Tú empiezas con tus quejas y yo tengo que enojarme… si los perdono, ¡qué ejemplo!, ¡es así como los educas! Si los castigo, ¡no tienes sentimientos! A mí que llegué contento y no tuve más remedio que poner cara de serio y escuchar tu letanía.

Y yo que me paso todo el día pensando en jugar con ellos, sueño en llegar a casa y olvidarme felizmente del trabajo, de la gente y de todo lo que pasa… los hijos son la esperanza y el porqué de nuestras vidas, por eso nunca les digas ¡ah, cuando venga tu padre! No quiero encontrar culpables, quiero encontrar alegría. Que no me pongas de escudo como lo hacía mi madre que consiguió que mi padre lo imaginara como un verdugo. Llegaba y se acaban las risas y en lugar de una caricia o de hablarles como un amigo, me miraba compungido esperando una paliza. ¡Cuántos recuerdos!”…..

Y ahora quizás te desesperas porque tu padre es grande, está viejo y achacoso. Se ha convertido en una intromisión en tu apretada agenda, es una vergüenza cuando estás con tus amigos. Ésta es la oportunidad de reflexionar y crecer en el amor. Dios lo ha puesto en tus manos para que aprendas a amar. El problema no es él sino que tú que te has olvidado de lo que es el amor. Si él derrama su comida sobre su ropa, si le cuesta atarse los zapatos, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si le cuesta hablar y repite lo mismo, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si tiene sus manías y sus achaques, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si te parece inútil y cerrado por no comprender la tecnología, recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si camina despacio y sacarlo a pasear requiere de tu paciencia recuerda que así fuiste tú y él te amó. Si te grita, te corrige y se incomoda sin razón, recuerda los lloriqueos que soportó de ti y todo por amor. Si te dice que está enfermo y no quiere vivir, comprende, sólo te está demostrando su dolor y frustración porque siente ser una molestia y una carga en tu vida. Es tu oportunidad para demostrarle con tu amor, que él más bien es un regalo porque lo amas. Él te está enseñando a amar.

Recuerda, no hace mucho fuiste pequeño y él estuvo a tu lado. Las mismas cosas de las que te quejas las hiciste tú y él las comprendió todas. ¿Sabes por qué? Porque te amó y cuando te trajo al mundo se emocionó, se conmovió en sus entrañas y te aceptó como su hijo.

Que en este día tan especial para nuestro papá, elevemos una oración de corazón a Dios y de gratitud por tantas enseñanzas maravillosas que hemos aprendido a lo largo de estos años en que aún seguimos teniéndolo en vida.


Si ahora no lo tenemos con nosotros y se nos encoge el corazón con su recuerdo, sepamos llenar su vacío trasportando nuestra imaginación a aquellos recuerdos y vivas experiencias diciendo un sincero: Gracias papá, por tu testimonio, por tu cariño y tu cercanía. No te olvido y te tengo muy presente. Feliz día del padre. ¡Hablemos claro!

domingo, 8 de junio de 2014

¿Qué pedirle al Espíritu Santo para el matrimonio?

Celebramos con gran alegría esta gran solemnidad de Pentecostés. La promesa de Cristo que a lo largo de estos días nos ha venido preparando: “No los dejaré huérfanos… (Jn. 14,18), su tristeza se convertirá en alegría…(Jn. 16,20)”. Festejamos el inicio de la fundación de la Iglesia católica. Cuánto compromiso para nosotros que formamos parte de ella y en su seno hemos sido bautizados.

Quisiera fijar mi atención en el matrimonio, porque al casarse las parejas han elegido a la persona que los acompañará el resto de sus vidas. Con ella crecerán y formarán un hogar. Me refiero a aquellas que han decidido amarse mutuamente ante el altar y han prometido ante Cristo iniciar una nueva vida. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se harán una solo carne”. (Gen 2,24 y Efe 5,31)

Cada matrimonio va escogiendo cómo va a vivir su espiritualidad, pero para ello necesita crear antes una vida íntima en que puedan compartir sus pensamientos, sus ilusiones, sus debilidades, su historia, sus sueños, etc, pero su gran aliado será el Espíritu Santo que trabajará por fraguar ese matrimonio familiar.

Tristemente las estadísticas de hoy nos muestran un panorama nada halagador. Por un lado los altos niveles de divorcio causados por la pornografía y la infidelidad matrimonial, y por otro lado, la falta de autenticidad debido al egoísmo e inclusive al materialismo. Por ello es necesario que los esposos se entreguen libre y mutuamente, buscando todo aquello que les una y haga crecer.

Es hora de pedirle al Espíritu Santo que les alcance las gracias necesarias para fortalecer esos pilares básicos en los cuales poder construir sin desfallecer un matrimonio según el querer de Dios. Les sugiero algunas prácticas:

a) Orar el uno por el otro. Encomienden a Dios las necesidad como pareja.
b) Pedirle al E.S la gracia de amar a su pareja como Dios les ama.
c) Oren juntos por las necesidades de su familia y del mundo entero.
d) Aprovechar alguna oportunidad para servir como matrimonio o familia. Ayúdense del Movimiento Familiar Cristiano, Encuentros Matrimoniales y otras actividades o ministerios de la propia parroquia.
e) Cuiden sus sentidos, evitando el uso de programas o imágenes que dañen su espiritualidad y su vida matrimonial.
f) Eviten la pornografía y los programas que dañe su imagen matrimonial.
g) Estén abiertos a todo aquello que dé vida, como pueden ser los actos de cariño, finura y comprensión.
h) Busquen y anhelen lo que hace feliz a tu pareja.
i) Eviten a toda costa usar a su pareja para sus propios fines.
j) Renueven sus votos cada mañana: “prometo serte fiel en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
k) Busquen oportunidades para hacer cosas juntos, como salir a dar un paseo, compras, convivir, hacer deporte, etc.
l) No discutan, ni alcen la voz aún cuando tengas la razón. Sean magnánimos de corazón.
m) Dialoguen ante los problemas que se les presenten y sepan pedirse perdón si se han ofendido.
n) Busquen ayuda de un profesionista cuando su matrimonio no tiene todos los resultados deseados.
ñ) Decidan despertar todos los días, refrescando y renovando su amor, busquen maneras de demostrarlos.


Como ven, éstas son algunas de las propuestas que podemos pedirle al Espíritu Santo en este nuevo Pentecostés. Qué maravilla vivir una vida matrimonial plena y feliz. Ésta es la mejor manera de hacer cumplir la vocación a la fueron llamados en familia. Hablemos claro!

domingo, 1 de junio de 2014

¿Por qué el Papa fue a Tierra Santa?

Como un mensajero de la paz, se dirigió el Papa Francisco a la Tierra bendita, esta tierra que ha visto la presencia histórica y donde se han producido los acontecimientos más importantes para el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam.

 El objetivo principal de esta peregrinación fue conmemorar el 50 aniversario del maravilloso e histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y  el Patriarca Atenágoras. Fue aquel 5 de enero de 1964 cuando el Papa Montini dijo:” La Providencia nos eligió para que nos entendiésemos”. Esta frase, estuvo presente en este viaje histórico del Papa Francisco que fue como peregrino a visitar los lugares que han visto la presencia terrena de Jesucristo.

Su paso por Amán, Betania, Belén, Tel Aviv, Jerusalén, es mucho más que un viaje: es un camino. El Papa Francisco puso en marcha la extraordinaria oración global por la paz en Medio Oriente el año pasado, cuando nos invitó a rezar en nuestros lugares por causas que nos duelen hace tantas décadas. Un camino que deja huella, gestos, testimonios, palabras y especialmente el compromiso mundial de trabajar en la construcción de la paz.

Vimos al Papa Francisco apoyando su mano en el “Muro de la vergüenza”, donde rezó en silencio frente a ese muro que separa Cisjordania de Israel. Quiso detenerse para equilibrar y demostrar ser un hombre libre, un hombre de paz, atento y partícipe del sufrimiento de todas las víctimas del terrorismo. Más tarde, sería la misma mano que apoyó en el Muro de los Lamentos, en la Ciudad Santa de Jerusalén permaneciendo en silencio y elevando su oración. Es curioso que no habló de muros, simplemente los tocó y con este gesto nos abrazó a todos con este gesto tan significativo e implorando la paz: “ La paz no se puede comprar, no se vende. La paz es un don que hemos de buscar con paciencia y construir artesanalmente mediante pequeños y grandes gestos en nuestra vida cotidiana. El camino de la paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre y formamos parte del género humano; si no olvidamos que tenemos un único Padre en el cielo y que somos todos sus hijos, hechos a su imagen y semejanza”. (Misa en el estadio internacional de Amán)

Un gesto muy significativo fue cuando aquellas manos del Vicario de Cristo se estrecharon en un fuerte abrazo de tres líderes religiosos –un judío, un musulmán y un cristiano- que marcó el momento cumbre en Tierra Santa. Fue la emoción del rabino Abrahám Skorka y del líder musulmán argentino que se fundieron con el Santo Padre con un comentario: “Lo logramos!”.

Manos que desean construir la unidad, cuando el Papa Francisco besó la mano del Patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, y juntos de la mano caminaron hacia el Santo Sepulcro y apoyándose mutuamente se arrodillaron juntos en el lugar más sagrado para los cristianos de cualquier confesión. Y con enorme respeto y firmeza nos dijo: “Dejemos a un lado los recelos que hemos heredado del pasado y abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo, el Espíritu del Amor, para caminar juntos hacia el día bendito en que encontremos nuestra plena comunión”. (Basílica del Santo Sepulcro)

“Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento”. (Basílica de la Natividad) Ahí el Papa Francisco  invitó al presidente Palestino Mahmoud Abbas y a Shimon Peres presidente de Israel, para orar por la paz e implorar a Dios por la paz. El encuentro de oración será el próximo 8 de junio en el Vaticano.

Recemos juntos a la Virgen, Reina de la Paz. La Reina de la unidad de todos los cristianos que nos conceda la paz en todo el mundo y que Ella nos acompañe en esta gracia de unidad. Hablemos claro!