Hoy
iniciamos este maravilloso tiempo del adviento, tiempo de preparación para la
navidad, que nos recuerda la primera venida del Hijo de Dios… es un tiempo en
el que se dirige las mentes, mediante este recuerdo y esta espera a la segunda
venida de Cristo, que tendrá lugar al final de los tiempos, (Misal Romano 39)
Creo
que la siguiente historia es muy iluminadora: “Hace años en una comarca lejana,
dos hermanos discutieron a muerte, ambos vivían en el campo, sus casitas
estaban construidas una frente a la otra. Pero después de pelearse, el hermano
menor desvió el cauce del río y lo hizo pasar
en medio de las dos casas para dividir físicamente los terrenos. En esos
días pasó por ahí un carpintero preguntando si había trabajo. El hermano mayor
le dijo: ¡claro! use toda la madera que he almacenado y levante un muro… mi
hermano desvió el cauce del río para que pasara en medio de las casas. Pero yo
voy a hacer algo mejor una pared, no quiero volver a ver a mi hermano jamás.
El
carpintero asintió, dijo: Entiendo, el problema es muy común, así somos las
personas, apenas tenemos un pequeño altercado y levantamos muros y dibujamos
fronteras. El hermano mayor contestó: haga lo que le pedí… y se fue al pueblo a
comprar víveres. Así, el carpintero trabajó todo el día, pero no hizo un muro,
sino un puente sobre el río para unir
las dos casas.
Cuando
el hombre regresó se puso furioso, se paró sobre el puente y reclamó al
carpintero: esto no es lo que le pedí, ¿qué le pasa? en eso su hermano menor
salió y corrió para darle las gracias y le dijo: -Eres un gran tipo, qué
calidad humana. Yo quise separarme de ti con un río y tú mandaste construir un
puente, no lo puedo creer… y lo abrazó llorando. Después de unos minutos y con
lágrimas en los ojos, el hombre buscó al carpintero pero ya se había ido”.
La
historia me encanta porque me recuerda al carpintero de Nazaret, el vino a la
tierra a construir un puente entre Dios y el hombre. Él es el mediador, llegó a
abolir las leyes religiosas estrictas para sustituirlas por una sola. AMA, ama
a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo. El Hijo dio su vida
para que tú y yo pudiéramos acceder al Padre. Se hizo hombre con el fin de
enseñarnos a ser puentes de amor, ese es el motivo de la navidad.
Así
que, Por favor, prepárate en este adviento para la navidad. No des regalos
caros y ni hagas fiestas sólo para divertirte. Mejor revisa los muros que has
levantado con la gente, con tus padres, con tus hijos, con tus amigos o
vecinos, con tu familia, toma el teléfono y derrúmbalos, escribe notas de
reconciliación, reúnete con esas personas distantes y dales un abrazo. Por ti,
por mí, y por honor al carpintero de Nazaret, Jesucristo, por respeto al
mediador de amor, seamos constructores de puentes este adviento y por supuesto
en esta navidad.
El
adviento es un tiempo de esperanza gozosa y espiritual para preparar, adornar y
embellecer no sólo nuestro hogar sino nuestra alma, y de esta manera acoger y
recibir tantas gracias que el Niño Dios nos quiera dar. Despertemos todos estos
sentimientos de anhelante espera disponiendo nuestro corazón para recibir al
Señor. ¡Hablemos claro!