domingo, 30 de noviembre de 2014

¡Inicia el adviento!


Hoy iniciamos este maravilloso tiempo del adviento, tiempo de preparación para la navidad, que nos recuerda la primera venida del Hijo de Dios… es un tiempo en el que se dirige las mentes, mediante este recuerdo y esta espera a la segunda venida de Cristo, que tendrá lugar al final de los tiempos, (Misal Romano 39)

Creo que la siguiente historia es muy iluminadora: “Hace años en una comarca lejana, dos hermanos discutieron a muerte, ambos vivían en el campo, sus casitas estaban construidas una frente a la otra. Pero después de pelearse, el hermano menor desvió el cauce del río y lo hizo pasar  en medio de las dos casas para dividir físicamente los terrenos. En esos días pasó por ahí un carpintero preguntando si había trabajo. El hermano mayor le dijo: ¡claro! use toda la madera que he almacenado y levante un muro… mi hermano desvió el cauce del río para que pasara en medio de las casas. Pero yo voy a hacer algo mejor una pared, no quiero volver a ver a mi hermano jamás.

El carpintero asintió, dijo: Entiendo, el problema es muy común, así somos las personas, apenas tenemos un pequeño altercado y levantamos muros y dibujamos fronteras. El hermano mayor contestó: haga lo que le pedí… y se fue al pueblo a comprar víveres. Así, el carpintero trabajó todo el día, pero no hizo un muro, sino un  puente sobre el río para unir las dos casas.

Cuando el hombre regresó se puso furioso, se paró sobre el puente y reclamó al carpintero: esto no es lo que le pedí, ¿qué le pasa? en eso su hermano menor salió y corrió para darle las gracias y le dijo: -Eres un gran tipo, qué calidad humana. Yo quise separarme de ti con un río y tú mandaste construir un puente, no lo puedo creer… y lo abrazó llorando. Después de unos minutos y con lágrimas en los ojos, el hombre buscó al carpintero pero ya se había ido”.

La historia me encanta porque me recuerda al carpintero de Nazaret, el vino a la tierra a construir un puente entre Dios y el hombre. Él es el mediador, llegó a abolir las leyes religiosas estrictas para sustituirlas por una sola. AMA, ama a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo. El Hijo dio su vida para que tú y yo pudiéramos acceder al Padre. Se hizo hombre con el fin de enseñarnos a ser puentes de amor, ese es el motivo de la navidad.

Así que, Por favor, prepárate en este adviento para la navidad. No des regalos caros y ni hagas fiestas sólo para divertirte. Mejor revisa los muros que has levantado con la gente, con tus padres, con tus hijos, con tus amigos o vecinos, con tu familia, toma el teléfono y derrúmbalos, escribe notas de reconciliación, reúnete con esas personas distantes y dales un abrazo. Por ti, por mí, y por honor al carpintero de Nazaret, Jesucristo, por respeto al mediador de amor, seamos constructores de puentes este adviento y por supuesto en esta navidad.

El adviento es un tiempo de esperanza gozosa y espiritual para preparar, adornar y embellecer no sólo nuestro hogar sino nuestra alma, y de esta manera acoger y recibir tantas gracias que el Niño Dios nos quiera dar. Despertemos todos estos sentimientos de anhelante espera disponiendo nuestro corazón para recibir al Señor. ¡Hablemos claro!

domingo, 23 de noviembre de 2014

¡Cristo Rey Universal!

Hoy celebramos a Jesucristo Rey del Universo, se cierra el año litúrgico donde hemos estado meditando sobre el misterio de su vida, de su predicación y del anuncio del Reino de Dios. El 11 de diciembre de 1925, el Papa Pío XI, instituía esta solemnidad que finaliza el tiempo ordinario. El centro de su mensaje era recordarnos la soberanía universal de Jesucristo. Lo confesamos supremo Señor del cielo y de la tierra, de la Iglesia y de nuestras almas.

"Tú dices: soy Rey”  (Jn. 18,37) Esta fue la respuesta rotunda a Pilato, aunque la respuesta completa fue: “pero mi reino no es de aquí”.  Jesucristo no es Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey que trae el Reino de Dios y al que nos conduce. Cristo Rey anuncia la Verdad y esa Verdad es la luz que ilumina el camino amoroso que Él ha trazado con su Via Crucis.

Su programa es claro. Vino a traer Paz, vino  a ser Camino, Verdad y Vida. Vino a ser la Puerta estrecha de la Salvación. Paz que se construye con la vivencia de los mandamientos, el respeto por la ley natural y por los derechos inalienables de cada persona. Camino Verdad y Vida que es recorrer la vereda de las bienaventuranzas, con un profundo sentido de misericordia y amor para servir a los demás. Y puerta de la salvación que consiste en saber entrar a la sala de fiesta con el traje obligatorio de la vida de gracia, alejado de los adornos mundanos, del chantaje, de la corrupción, de la simonía y del pecado como recientemente nos lo recordaba el Papa Francisco.

Si queremos participar de este reino. Debemos acoger y aceptar sus propuestas como buenos vasallos que somos. Renovando día con día nuestra decisión de seguir a este Rey que nos ha dado la capacidad de saber elegirlo por encima de todo lo caduco y pasajero de la vida diaria.

Renovemos nuestra consagración con las palabras que el mismo Papa Pío XI nos propuso: “Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Miradnos humildemente postrados; vuestros somos y vuestros queremos ser, a fin de vivir más estrechamente unidos con vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón. Muchos por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestro mandamientos os han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Santísimo. ¡Oh Señor! Sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, que no perezcan de hambre y miseria. Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos; devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría; dignaos atraedlos a todos a la luz de vuestro reino. Conceded, ¡oh Señor! Incolumidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén”.


Decía san Buenaventura: “Jesucristo es rey que hace reyes a sus seguidores en el cielo.” ¡Hablemos claro!

domingo, 16 de noviembre de 2014

¡Cuántos errores en la educación de los hijos!

Como un grito lastimero resuenan en mis oídos los lamentos de tantos papás que acuden para obtener como si fuera una varita mágica las solución al quejido de sus hijos: “Ya no puedo más con mis hijos”, “no me obedecen” “son muy respondones, me rezongan”, “ya estoy cansada de sus caprichos”, “quejas en la escuela y no digamos en casa con sus hermanos”… Y un largo etc.

No sé si alguna vez nos hemos cuestionado si “educar es un arte”. O aquella expresión: “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Lo que sí está claro es que la labor educativa y formativa de los papás es ingente y no exenta de errores diarios, pero poco a poco se puede ir limando y perfeccionando para buscar lo mejor de los hijos. Nadie nace sabiendo, ni existen fórmulas mágicas, sino sólo el deseo de pulir el diamante que debe brillar en cada hijo. He aquí algunos.

Uso inadecuado de la autoridad. Cayendo en los dos extremos de autoritarismo o permisividad. Uno genera hijos temerosos y maliciosos mientras que el otro les da exceso de libertad que los convierte en personas llenas de ataduras.

Incoherencia entre el decir y el actuar. Son de los errores que más comenten los padres con sus famosas amenazas que nunca llevan a cabo, así como las promesas incumplidas. Es el ejemplo de la autoridad débil y que puede quebrantarse fácilmente.

Diversidad en la autoridad. La falta de criterios educativos entorpece la formación. Desautorizándose entre ellos. La madre emite un mensaje y el padre otro, o viceversa y provoca en el hijo confusión para caminar en una misma dirección.

Falso concepto de la libertad. Permitiendo a los hijos que hagan lo que quieren, donde quieran, como quieran y a la hora que quieran. Mientras que educar en la libertad es permitir y promover que tomen decisiones en base a distintas posibilidades, ayudándoles a distinguir lo que es de provecho y lo que no.

Sobreprotección. Buscan evitarles a los hijos todo tipo de sufrimiento o dificultad posible. Es el exceso de amor posesivo, de apego desmedido, generando la inseguridad y la incapacidad para atreverse a los inconvenientes que se les presentan a diario.

Llenar vacíos con elementos materiales. Es el fenómeno de muchas familias, cuando lo ideal es compensarlo con tiempo para estar con sus hijos, convivir y satisfacer de amor, cercanía y cariño el propio hogar familiar.

No aceptar las limitaciones de sus hijos. Exigiéndoles habilidad que no tienen y los frustran a proyectos nada fáciles de alcanzar y realizar.

Seamos sensatos y formemos hijos sanos, trabajadores, responsables y llenos de virtudes que puedan aportar su talante a una sociedad necesitada de testimonios vivos y civilizados en la construcción de un país noble, justo, honesto y en paz. Lejos de la violencia que vivimos ahora. ¡Hablemos claro!



domingo, 9 de noviembre de 2014

¡Muchas gracias por ser Catequista!

Vaya nuestro reconocimiento y nuestra sincera gratitud por todos aquellos hombre y mujeres que brillan por toda nuestra Iglesia católica realizando un verdadero apostolado de evangelización en cada rincón de nuestro mundo sediento de Dios.

Hoy celebramos el día del catequista en nuestra diócesis de Querétaro, por eso quiero rendir un sincero homenaje a este maravilloso y apasionante apostolado de los que son catequistas, aquellos que con verdadera vocación se dedican con generosidad, esmero y entrega a dar testimonio. En nuestra Iglesia no se crece por proselitismo o fanatismo, sino por la atracción y por el testimonio de la propia vida. San Francisco de Asís solía decir: “Predicad siempre el evangelio, y si fuera necesario también con las palabras”.

No me dejarán mentir, que lo que les mueve e impulsa a ser catequistas y vivir este estilo de vida como una verdadera vocación es la experiencia de su fe. Un fe que no pueden callar y desean compartirla y proclamarla. Quien cree es feliz y busca trasmitirla por necesidad propia. Un catequista siente que Dios le llama y necesita colaborar con su parroquia en este proceso de evangelización. Ésta es la misión de la Iglesia: hacer llegar a todos los  hombres el plan de salvación que Jesús nos enseña.

Hace algunos años San Juan Pablo II decía en el jubileo de los catequistas: “El catequista está llamado a indicar en Jesús al Mesías esperado, al Cristo. Tiene como misión invitar a fijar la mirada en Jesús y a seguirlo, porque sólo Él es el Maestro, el Señor, el Salvador. Como el Precursor, el catequista no debe enaltecerse a sí mismo, sino a Cristo. Todo está orientado a él: a su venida, a su presencia y a su misterio”.
La gran mayoría de nosotros hemos contado con un catequista en un momento de nuestra vida: un sacerdote, religioso, religiosa, laico comprometido e inmediatamente nos surgen tantos recuerdos y enseñanzas que nos enriquecieron y nos hicieron disfrutar y saborear las cosas de Dios. ¡Cómo no manifestarles nuestra gratitud y deuda por esos bellos conocimientos que sembraron en nuestra búsqueda de Dios!

Hoy más que nunca necesitamos continuar con una catequesis que ayude a creer en Dios y en Jesucristo con fe viva y operante. Una catequesis de conversión del corazón que ayude a desterrar de nuestra vida el pecado con todas sus concupiscencias y seducciones. Una catequesis llena de contenidos para favorecer los lazos familiares y valores tradicionales que hemos heredado de nuestros abuelos y de nuestros padres, como son el servicio, la donación, la generosidad para aprender a vivir la radicalidad del evangelio, que siempre nos invita a estar pensando en los demás y en sus necesidades y no limitar nuestro profundo sentido de donación.


Se trata de hacer realidad nuestro compromiso: “Educar en la fe, para comunicar la Alegría del Evangelio”. Seamos por tanto, catequistas de oración, cristianos de acción, entusiastas, dinámicos, capaces de ilusionar con una nueva forma de vivir y capaces de dar confianza, de animar y sostener la fe de los demás. ¡Por todo esto y mucho más, felicidades a ti catequista! ¡Hablemos claro!

domingo, 2 de noviembre de 2014

¡Que NO Sor Cristina, que NO es por ahí….!

La religiosa italiana ganadora de la última edición de la voz Italia 2014, se ha convertido en el centro de atención de innumerables críticas en algunos medios de comunicación católica por su elección de la canción: Like a Virgin, (como una Virgen), de Madonna, para su debut discográfico el próximo 11 de noviembre.

La Conferencia Episcopal Italiana, por medio de su agencia SIR, (Servicio de Información Religiosa), calificó su actuación como “operación comercial osada y oportunista”. Al mismo tiempo los obispos italianos aseguran que nadie habría oído hablar del disco si no hubiese elegido como primer sencillo una canción de la irreverente Madonna que popularizaba en la década de los ochenta. El videoclip ya sobrepasa los tres millones de visitas. Los arreglos musicales son impecables y la interpretación de Sor Cristina también. Las imágenes de Venecia que muestra el video son hermosos.

En esta canción, Madonna hablaba de la primera experiencia sexual y nadie, con sentido común, pensaría lo contrario al escuchar la letra: “Como una virgen, tocada por primera vez, como una virgen cuando tu corazón late al lado del mío”. Que NO Sor Cristina que NO es por ahí… aunque hayas querido darle la vuelta como tú interpretas queriendo dar un significado nuevo a la canción y convertirla en plegaria, más que una pieza pop. ¡Qué ingenuidad! Diciendo ahora: “Cuando Jesús te toca, te transforma dentro”.

Aunque sus intenciones no sean de provocar o escandalizar, considera la canción con un mensaje fuerte de amor en la letra. Ella misma explica que se arriesgó a hacerlo para graficar al mundo contemporáneo la capacidad que tiene Dios de “hacer nuevas todas las cosas”. (Apo 21,5) Pero NO amiga, el fin no justifica los medios, no lo olvides.

No me cabe duda que su voz es un gran talento que Dios le ha dado, pero, qué pena, usar estos talentos para revolcarse en lo más impropio de una alma consagrada. Tenemos que admitir que este tema se presta a mucha polémica: ¿Por qué esa canción y de esa cantante? ¿Por qué no escogió una música original? ¿Por qué quiso atreverse a escoger un cover de una cantante tan polémica?

Que NO Cristina que NO es por ahí…, ¿Cómo vas a evangelizar de esta manera? No te confundas, no bajes el listón de tu dignidad de religiosa. No pretendas cambiar el mundo equiparándote a la novedad y onda del momento. Con tanta música maravillosa y original que podrías impulsar e incursionar con la música católica.

Confieso que te admiraba por tu testimonio y osadía en salir a las periferias para evangelizar y catequizar, pero entiendo más bien que es un error y una debilidad de tu parte que aún puedes corregir y rectificar para enriquecer y embellecer la imagen de la Iglesia en la que estamos incertados tú y tantos hombres y mujeres de bien.


Estamos a unos meses de iniciar el año de la vida religiosa. Personalmente, ¡cuánto admiro la vida consagrada en la Iglesia! Yo formé parte de ella por 31 años, hoy soy felizmente diocesano… y aunque quieras asumir los riegos de esta flagrante osadía, te invito a enmendar y admitir que no es la mejor manera de iniciar tu estreno. ¡Hablemos claro!