domingo, 9 de marzo de 2014

¡Te reto a vivir la Cuaresma a tope!

Iniciamos este maravilloso tiempo litúrgico de la Iglesia conocido como la Cuaresma, una oportunidad  excelente de cambiar, de hacer un examen profundo y ver lo que tengo qué corregir, lo que tengo qué transformar en mi vida. La clave está en insistir, resistir y persistir en nuestros buenos propósitos para no ceder a la tentación de practicar la declinación mi egoísmo: yo, de mí, para mí y a mí.

En esta semana corre por las redes sociales el reto de varios jóvenes y señores que se filman tomando una cerveza de un tirón y retan a otros tres amigos desafiándolos a cumplir en 24 horas y si no se comprometen, pagarán un six, su próxima borrachera, etc. El caso es que me llamó la atención porque varios son jóvenes que en su día ayudé y colaboré en su formación. No puede contener mi inquietud y a varios los reté a que mejor en esta Cuaresma no probaran una gota de alcohol. Hubo quien me contestó que no aceptaba el reto y le respondí: “Lo sabía, sólo los valientes y de gran corazón afrontan y enfrentan los verdaderos retos”.

También hubo quien me reto a que si me tomaba la cerveza como él, dejaba de consumir alcohol durante la Cuaresma. Le dije: “Que su propuesta era muy buena, pero que era una lástima que no aceptara mi reto. Y repetí que sólo los valientes y de gran corazón seguimos a Cristo, que después del día tan maravilloso que viví el miércoles de ceniza, en el que Dios me permitió confesar durante 9 horas (4 por la mañana y 5 por la tarde sin interrupción) no iba a rebajarme en esta Cuaresma, sin olvidar que la humildad abre las puertas y la prepotencia las cierra.

Me ha sorprendido notablemente otro tipo de retos donde los videos ahora tratan de hacer algo por los demás, por los más débiles, por los pobres, por los que tienen una especial necesidad. Tengo que confesar que me han conmovido mucho. Vale la pena hacer este esfuerzo y buscar en este tiempo salir del confort de nuestra vida para ejercitarnos, es un deporte de alto riesgo en favor de tantos que nos necesitan.

El Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma nos decía: “Queridos hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma encuentre a toda la Iglesia dispuesta y solícita a la hora de testimoniar a cuantos viven en la miseria material, moral y espiritual el mensaje evangélico, que se resume en el anuncio del amor del Padre misericordioso, listo para abrazar en Cristo a cada persona. Podremos hacerlo en la medida en que nos conformemos a Cristo, que se hizo pobre y nos enriqueció con su pobreza.

La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.

Se trata nada menos que nuestros propósitos estén orientados a la atención y responsabilidad de las miserias humanas de los más desvalidos. De tocarnos el corazón y no ser indiferentes al que llama a nuestra puerta, al que nos encontramos en las esquinas de la calle, de la plaza, en cualquier rincón de nuestra ciudad. Sin olvidar que nuestra verdadera miseria es no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo. ¡Hablemos claro!





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