Iniciamos este mes con la festividad de todos los santos. Es una
llamada e invitación a ser santos en la vida diaria, en el hogar, en la
familia, en el trabajo, en la escuela… Ellos son modelos para nuestras vidas de
todos los días. Hay una realidad muy bella de nuestra
fe, la comunión de los santos.
El
Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que este término hace referencia
a la comunión en las cosas santas, y la comunión entre las personas santas
(núm. 948). El segundo significado: es una verdad entre las más reconfortantes
de nuestra fe, porque nos recuerda que no estamos solos sino que hay una
comunión de vida entre todos los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace
de la fe; de hecho el término "santos" se refiere a aquellos que
creen en el Señor Jesús, y se incorporan a Él en la Iglesia a través del
bautismo. Por eso, los primeros cristianos fueron llamados también "los
santos" (cf. Hch.
9,13.32.41; Rm. 8,27; 1 Cor. 6,1).
Por otro lado, me ha llamado atención el tema de la audiencia
del pasado miércoles en la plaza de San Pedro. El Papa Francisco con mucha
normalidad tan característica de él, habló de las inseguridades y de las dudas
de fe que se experimentan durante el camino de la vida. Comentó que él mismo
las ha tenido y que para afrontarlas es necesario no encerrarse en uno mismo,
porque la fe de todo cristiano necesita el apoyo de los demás sobre todo en los
momentos de dificultad. Así lo decía: “Pero, ¿quién de nosotros -todos, todos-
no ha experimentado inseguridades, temores? Y también dudas en el camino de la
fe. ¡Todos! Todos hemos experimentado esto. También yo. Todos. Es parte del
camino de la fe. Es parte de nuestra vida. No debe asustarnos porque somos
seres humanos llenos de fragilidad y límites”.
Añadió que un camino para salir de esas dudas y dificultades es tener la
humildad de pedir ayuda a los
demás.
“Todos somos
frágiles, todos tenemos límites. No hay que asustarse. Todos los tenemos.
Todavía en esos momentos de dificultad es necesario confiar en la ayuda de Dios
mediante la oración fraterna, y al mismo tiempo es importante encontrar el
coraje y la humildad de abrirse a los otros para pedir ayuda, para pedir una
mano”.
Este mes es muy significativo, se concluye el año de la Fe; con
la festividad de Cristo Rey Universal, cerramos el tiempo ordinario para
prepararnos al adviento y personalmente será un aniversario sacerdotal más.
Como vemos hay motivos suficientes para continuar trabajando por ser santos y
no desfallecer en el camino de la fe.
De hecho la Intención General mensual del Apostolado de la
oración, que el Papa propuso es “para que los sacerdotes que experimentan
dificultades sean confortados en su sufrimiento, sostenidos en sus dudas y
confirmados en su fidelidad”. Hablemos claro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario