En
esta semana se ha presentado en el Aula Juan Pablo II de la Sala Stampa de la Santa Sede, el documento preparatorio de la III
Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos con el tema: “Los
desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización”,
que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014.
Muchas preguntas
y opiniones han nacido a raíz de dicha propuesta del Santo Padre. “Que si se había sometido a consulta la unión
de homosexuales, de los divorciados y vueltos a casar; que si los métodos
anticonceptivos ya están permitidos; que si las uniones libres ya son
reconocidas”…, y toda una serie de especulaciones erróneas y ridículas que
atentan contra la moral y el buen nombre de la familia y que los medios han
difundido, pues no corresponde a la realidad.
“Es evidente que la crisis social y
espiritual del mundo actual afecta a la vida familiar y crea una verdadera
urgencia pastoral que justifica la convocatoria de una Asamblea General
Extraordinaria”, comentó monseñor Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los
Obispos
Se trata de un
documento preparatorio, un cuestionario de nada menos de 38 preguntas, que no
son un pedido de opinión a los fieles, sino el pedido de informaciones sobre la
situación de los fieles en las parroquias. El
remitir estas preguntas, con carácter consultivo, a las Conferencias Episcopales
de todo el mundo no es nada insólito ni novedoso, forma parte de la praxis
habitual del Sínodo de los Obispos. Con las respuestas a estos interrogantes,
se elaborará un documento preparatorio sobre la situación en la sociedad y en
la Iglesia, llamado “Instrumentum Laboris”, para el trabajo del Sínodo.
Es evidente, que
hay problemas inéditos hasta hace pocos años, desde la difusión de las parejas
de hecho, que no acceden al matrimonio y a veces incluso excluyen esta idea; a
la unión entre personas del mismo sexo, a quienes se les permite la adopción de
hijos; así como situaciones contextuales nuevas, que requieren una atención
especial por parte de la Iglesia, de la cultura del "no compromiso" y
de la presupuesta inestabilidad del vínculo a la reformulación de la misma idea
de familia.
A mi modo de
ver, creo que es una clara invitación para toda la Iglesia a ponerse a la
escucha de los problemas y expectativas que viven hoy tantas familias,
manifestándoles cercanía, presentándoles de forma creíble la misericordia de
Dios y la belleza de la respuesta a Su llamada.
Con el Santo
Padre estamos llamados a transcurrir por los caminos del Concilio y de sus
enseñanzas en relación a la Iglesia comunión, imagen de la Trinidad Divina, una
en el amor, en la variedad de dones y de los servicios que la enriquecen. Así
encontramos el estilo del Papa Francisco: “atención,
hospitalidad y misericordia”. ¡Hablemos claro!
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